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Luis Luna

escribió Suite Siria para la exposición de Guadalupe Luceño Visiones en Casiún, inaugurada el 18 de septiembre de 2006 en el Centro Cultural Árabe Sirio de Madrid.

Forma parte de la obra titulada Al-rihla (“El viaje”) que su autor dedica a:

Adonís, José Corredor-Matheos, Stavros Melessinos, Alí Al Jallawi, Rifaat Atfé –y familia–, Osama Esber y Hames Bitar, Ignacio Gómez de Liaño y Guadalupe Luceño.

 

Suite Siria

 

Zoco

1

Traza
líneas en el aire.
Estudia
la arquitectura
de su soledad.

2

El trazo curvilíneo de la bóveda
acomete la esfera del membrillo
se derrama en la duna bermellón de la especia
en el oro esplendente del alfanje
en el gajo encendido de una boca.

3

Siento cómo la especia
nos otorga fragancias
de un lugar recordado.
Un espacio que algunos
designan paraíso.

4

Contemplo dos muchachos
que ríen bajo el sol.
Ellos no saben
de los símbolos de la divinidad
del lenguaje que escribe el sudor en su cuerpo.

5

Me encuentras
como una piedra
en tu camino.
No te inquieta mi calma
te completa.

6

El té oscuro
que juntos disfrutamos
habitará en nosotros
forjando nuestra sangre.
La sangre idéntica que nos recorre.

7

La palabra esperada
derrota
la experiencia
perfila los matices
delimita sus sombras.

8

El tiempo se acumula
bajo las blancas
esteras del olvido.
Disemino semillas
para que permanezca mi memoria.

 

Gran Mezquita de los Omeyas

9

Llaman a la oración.
La voz ya estaba en mí como un recuerdo.
Avanzo en mi quietud
hacia el origen
y me salgo al encuentro en la plegaria.

10

La piedra
doblega
a la luz
para que los mosaicos
nos iluminen.

11

El agua
festeja
la fuente.
En ella adquiere
su lugar en el rito.

12

Al mediodía
el templo
intimidado por su sombra
se pliega en círculos de luz
que orlan a los fieles.

13

De repente la luz
narra una historia
en forma geométrica.
En múltiples fragmentos
dispone su armonía.

14

Sobre la piel
de una antigua columna
recito mi nombre
y lo escucho crecer
como la hiedra.

15

No fatiga la altura
el verde
sobre la cal del templo.
Realza
su presencia.

16

Aquí
la luz
recibe nombres
que exceden
el lenguaje.

 

Desierto

17

La arena
impone su presencia
como otra forma de memoria.
Disemina los restos
de mi sombra.

18

La arena oculta
fragmentos de mi voz.
Los protege
de una relativa intemperie
que precede al silencio.

19

Traza
sobre la arena
palabras
para que sólo el viento
las pronuncie.

20

He lavado mis manos y mi rostro
con arena
caliente.
He colmado
mi sed.

21

Dicen que el agua
fluye
bajo el desierto.
Como yo mismo
debajo de mí mismo.

22

Donde nací
el agua
impone nombres.
La arena que ahora toco
otorga identidad.

23

La finísima arena
ansía
la herida del crepúsculo.
Espera su humedad y su sangre
para reconocerse.

24

Alguien de todos los que soy
no se marchó.
Humedece la arena
edifica una casa
para cuando retorne.

© Luis Luna
(Reproducido con permiso del autor)